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27 de marzo de 2011

Una convocatoria (fragmentada y concurrente)






Adán Echeverría e Ileana Garma, en colaboración con el Centro Yucateco de Escritores, convocan a la segunda edición de Del silencio hacia la luz: mapa poético de México, una iniciativa nacional e independiente que continuará recibiendo materiales hasta el próximo 30 de abril, según las especificaciones que pueden leerse arriba de estas líneas (den clic en la imagen para verlas en un formato mayor). Para saber más sobre los orígenes y los primeros resultados de esta propuesta, consulten la página cultural de El Espectador, que estará el lunes 4 de abril en puestos de periódicos de Toluca y Metepec.

18 de marzo de 2011

Visiones y desprendimientos: la colección permanente del Museo de Arte Moderno




Por Margarita Hernández Martínez


Localizado en el Centro Cultural Mexiquense, el Museo de Arte Moderno del Estado de México –Jesús Reyes Heroles 302, delegación San Buenaventura, Toluca– se ha convertido en uno de los espacios más dinámicos del Instituto Mexiquense de Cultura. Con un vasto programa de exposiciones temporales, ha logrado desplegar, con constancia y congruencia, las tendencias recientes de la plástica local y nacional; al mismo tiempo, ha contribuido a la formación de un público ávido y expectante, que participa de los hechos estéticos con una visión fresca, alejada de las defensas críticas propias del academicismo. Estas perspectivas de renovación y vinculación dependen, esencialmente, del trabajo gestor de Juan Luis Rita (Ciudad de México, 1970), artista plástico multidisciplinario, quien ha forjado un conjunto de proyectos museográficos destinados a fortalecer la visibilidad de este tipo de manifestaciones, en un contexto que oscila, muchas veces, entre la indiferencia y la fascinación.

Encaminado a afirmar la vocación de este recinto –que, más allá de la difusión de las corrientes contemporáneas, radica en el resguardo y el enriquecimiento de un acervo integrado por cerca de 800 obras pictóricas y escultóricas– y a ofrecer un recorrido atractivo a sus numerosos visitantes, el también fundador de propuestas colectivas como Derivantes –que concretó su primera exhibición durante el XIX Festival Internacional Quimera, en Metepec– consagró sus conocimientos plásticos a la realización de un nuevo guión museográfico, el cual surgió de una labor minuciosa, que involucró desde el estudio de públicos hasta el replanteamiento de la historia de las artes visuales en nuestro país. En entrevista, Juan Luis Rita señaló que este trabajo, comenzado como una iniciativa personal, implicó la reelaboración del concepto general, que, si bien presenta un orden cronológico, por la sucesión de las aportaciones de los autores más importantes del arte nacional a lo largo del siglo XX, retoma épocas y movimientos no contemplados en otros espacios, así como piezas inéditas, pocas veces expuestas, pero de gran valor cultural.

De este modo, el discurso curatorial –inaugurado recientemente con el título Eminencias del arte mexicano. Siglo XX– se estructura en torno a la investigación y el análisis de esta variedad de vetas estéticas, respaldadas en las reflexiones críticas de Raquel Tibol, Berta Taracena, Teresa del Conde y Fernando Gamboa –autor, además, del guión museográfico original–. Paralelamente, se sostiene en un panorama didáctico en el que confluyen alrededor de un centenar de obras, distribuidas en tres salas temáticas, provistas de colores, elementos gráficos y diseños espaciales que, en armonía con la selección artística, desembocan en un impacto visual acorde con el asombro y la efervescencia de sus periodos de producción.

Enlazadas por el origen de nuevas visiones estéticas y sus consecuentes desprendimientos, las obras englobadas en esta muestra permanente atestiguan el nacimiento y la evolución de una fluida serie de tendencias culturales e ideológicas, las cuales han determinado el escenario artístico de nuestros días. La primera sala, "Albores”, condensa el declive del romanticismo clásico que predominó a finales del siglo XIX y encarna las primeras señales identitarias del futuro nacionalismo. Con lienzos de Gerardo Murillo, Roberto Montenegro, Agustín Lazo y Alfredo Ramos Martínez, ilustra los luminosos efectos del establecimiento de las escuelas al aire libre, las cuales condujeron al alejamiento del academicismo tradicional, y de las influencias de la experimentación formal iniciada en Europa.

La segunda sala, denominada “Época de oro”, destaca como la más representativa de la pintura y la escultura mexicana, tanto en su nómina de autores como en la riqueza de sus obras. De acuerdo con algunos críticos de arte, en este periodo se verificó una especie de renacimiento en el arte nacional, signado por el desapego del academicismo y el rescate significativo de la cultura y las tradiciones de nuestro país, expresadas en elementos prehispánicos, pasajes históricos y corrientes ideológicas abiertas y de vanguardia. Aunque el nacionalismo encontró sus mayores exponentes en los murales diseminados a lo largo y ancho de México –en edificios tan disímbolos como enigmáticos–, este apartado convoca dichas manifestaciones con trabajos de caballete de David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, que conviven con obras de Raúl Anguiano, Alfredo Zalce, María Izquierdo, Juan Soriano, Antonio Ruiz “El Corcito”, Francisco Goitia, Gabriel Fernández Ledesma y Manuel Rodríguez Lozano. Así, ilustra la composición de un arte propio, identificable más allá de sus fronteras.

Finalmente, “De lo moderno a lo contemporáneo” revela las divergencias del nacionalismo entre las generaciones jóvenes, que ahondaron en nuevas direcciones, inclinadas a la búsqueda de la estética en la abstracción, así como la exploración de la desarticulación geométrica y la implantación de valores cosmopolitas. Particularmente, sobresalen las creaciones de la Generación de la Ruptura, la cual escapó del costumbrismo y la consolidación de la identidad para integrar, de forma contundente, el arte mexicano en el horizonte internacional. Imágenes y esculturas de José Luis Cuevas, Vicente Rojo y Gunther Gerzso, sumadas a las propuestas de los extranjeros –pero afincados en distintas ciudades de México, desde donde contribuyeron con grandes innovaciones plásticas– Kasuya Sakay, Vlady, Arnold Belkin y Mathias Goeritz, acrisolan la rica diversidad de este grupo, que se acrecienta con la presencia de Sebastián y de artistas mexiquenses como Matinef y Luis Nishizawa.

Rodeada por dos murales de profundo sentido –El lecho del universo, también de Luis Nishizawa, y Periplo plástico, de Leopoldo Flores–, Eminencias del arte mexicano. Siglo XX, permanecerá expuesta en el Museo de Arte Moderno, no sólo como un testimonio móvil de las oleadas que recubren el complejo panorama estético de nuestro país: más allá, demuestra la significación y la divulgación de un proyecto individual pensado para la generalidad del público, en un ambiente tan necesitado de una auténtica promoción y gestión cultural.


* Texto originalmente publicado en la página cultural de El Espectador, correspondiente a marzo de 2011.