Por Margarita Hernández Martínez
Toluca, Estado de México.- “Conócete a ti mismo”, sentencia una de las máximas griegas más populares, atribuida a filósofos tan diversos como Heráclito, Sócrates y Pitágoras. Sin embargo, en el veloz mundo contemporáneo, la exploración de la personalidad individual –que deriva, asimismo, en la comprensión de la sociedad en general– se ha tornado más lejana y compleja. Por estas razones, es necesario volver a estas antiguas discusiones, las cuales cobran un aliento indudablemente moderno en El evidente velado, de Tomaso Bugossi, uno de los pensadores más importantes de la Europa del siglo XX.
Publicado por el Instituto Mexiquense de Cultura e incluido en las colecciones Raíz del Hombre y Biblioteca Mexiquense del Bicentenario, este ensayo filosófico reúne las luces de la metafísica con la concreción del idealismo objetivo. De este modo, con un lenguaje sencillo –pero no despojado de conceptos de largo alcance–, aspira a poner de manifiesto la importancia de recomponer al ser humano en sus tres dimensiones más relevantes, que consisten en la unidad entre ser, conocer y actuar. De acuerdo con su autor, el problema de las sociedades de nuestros tiempos surge del divorcio entre el pensamiento, el discurso y la acción, pues la falta de reflexión se traduce, en último término, en la incongruencia y la injusticia.
De ahí nace, entonces, la sugerente paradoja de su título, que evoca tanto lo obvio como lo oculto y, en un contexto más próximo a los planteamientos centrales del texto, se refiere a la cercanía entre Dios y el ser humano. Según Tomaso Bugossi, el hombre se encuentra acuciado por un impulso de complementariedad con las esferas superiores y, para lograrlo “debe develarse”; es decir “empeñarse en la búsqueda de sí mismo”, mediante la razón y los sentidos, ejerciendo su criterio y –aún más– su libertad. De esta manera, el contenido de El evidente velado desafía las posturas fragmentarias de la historia, la ciencia, la tecnología, el progreso y la comunicación; así, demuestra que “el hombre es finito, pero participa del infinito”.
Finalmente, vale la pena acotar algunas particularidades de esta edición, que la convierten en una de las más interesantes del Instituto Mexiquense de Cultura. Originalmente escrita en italiano, esta obra fue traducida por Carlos Daniel Lasa, en colaboración con Susana Magdalena y María Broggi de Lasa. Como resultado, este filósofo argentino consiguió una versión muy cercana al texto original, que fue editada en su país natal en dos ocasiones. Para la edición mexicana, la mencionada institución cultural recurrió a un nuevo prólogo –elaborado por José Ricardo Perfecto Sánchez, académico de la Universidad Autónoma del Estado de México– y una revisión de estilo que apela de manera más precisa al contexto de nuestro país. De este modo, El evidente velado no es sólo una puerta a la reflexión, sino que se constituye como un deleite del lenguaje.
Tomaso Bugossi, El evidente velado, Instituto Mexiquense de Cultura (col. Raíz del Hombre / Biblioteca Mexiquense del Bicentenario), Toluca, 2008, 121 pp.
* Reseña originalmente publicada en semanas anteriores en Milenio (Estado de México).
Toluca, Estado de México.- “Conócete a ti mismo”, sentencia una de las máximas griegas más populares, atribuida a filósofos tan diversos como Heráclito, Sócrates y Pitágoras. Sin embargo, en el veloz mundo contemporáneo, la exploración de la personalidad individual –que deriva, asimismo, en la comprensión de la sociedad en general– se ha tornado más lejana y compleja. Por estas razones, es necesario volver a estas antiguas discusiones, las cuales cobran un aliento indudablemente moderno en El evidente velado, de Tomaso Bugossi, uno de los pensadores más importantes de la Europa del siglo XX.
Publicado por el Instituto Mexiquense de Cultura e incluido en las colecciones Raíz del Hombre y Biblioteca Mexiquense del Bicentenario, este ensayo filosófico reúne las luces de la metafísica con la concreción del idealismo objetivo. De este modo, con un lenguaje sencillo –pero no despojado de conceptos de largo alcance–, aspira a poner de manifiesto la importancia de recomponer al ser humano en sus tres dimensiones más relevantes, que consisten en la unidad entre ser, conocer y actuar. De acuerdo con su autor, el problema de las sociedades de nuestros tiempos surge del divorcio entre el pensamiento, el discurso y la acción, pues la falta de reflexión se traduce, en último término, en la incongruencia y la injusticia.
De ahí nace, entonces, la sugerente paradoja de su título, que evoca tanto lo obvio como lo oculto y, en un contexto más próximo a los planteamientos centrales del texto, se refiere a la cercanía entre Dios y el ser humano. Según Tomaso Bugossi, el hombre se encuentra acuciado por un impulso de complementariedad con las esferas superiores y, para lograrlo “debe develarse”; es decir “empeñarse en la búsqueda de sí mismo”, mediante la razón y los sentidos, ejerciendo su criterio y –aún más– su libertad. De esta manera, el contenido de El evidente velado desafía las posturas fragmentarias de la historia, la ciencia, la tecnología, el progreso y la comunicación; así, demuestra que “el hombre es finito, pero participa del infinito”.
Finalmente, vale la pena acotar algunas particularidades de esta edición, que la convierten en una de las más interesantes del Instituto Mexiquense de Cultura. Originalmente escrita en italiano, esta obra fue traducida por Carlos Daniel Lasa, en colaboración con Susana Magdalena y María Broggi de Lasa. Como resultado, este filósofo argentino consiguió una versión muy cercana al texto original, que fue editada en su país natal en dos ocasiones. Para la edición mexicana, la mencionada institución cultural recurrió a un nuevo prólogo –elaborado por José Ricardo Perfecto Sánchez, académico de la Universidad Autónoma del Estado de México– y una revisión de estilo que apela de manera más precisa al contexto de nuestro país. De este modo, El evidente velado no es sólo una puerta a la reflexión, sino que se constituye como un deleite del lenguaje.
Tomaso Bugossi, El evidente velado, Instituto Mexiquense de Cultura (col. Raíz del Hombre / Biblioteca Mexiquense del Bicentenario), Toluca, 2008, 121 pp.
* Reseña originalmente publicada en semanas anteriores en Milenio (Estado de México).
1 comentario:
Como te puedes conocer en este mundo donde todo es vanidad de vanidades?Quien eres? Porque esa necesidad de ocultarte a ti mismo? Te es dificil verte en un espejo virtual?...No soporto los espejos,me encuentro a mi mismo y no se que decirme...tan solo yo...r3...
Publicar un comentario