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8 de febrero de 2009

Al fin, Antes del polvo

El escenario, antes de la presentación

El viernes comenzó con nervios: alud de pendientes en el trabajo e incertidumbre en los momentos de descanso. Luego de invitaciones, carteles, separadores, spots, correos y avisos a dos o tres medios de comunicación, quedaba esperar la tarde y sus horas decisivas. Pero valió la pena. La presentación de Antes del polvo -y de Gajos de humo, de Elías Jaramillo- fue una sorpresa. Más amigos de los que esperaba -algunos venidos, por extrañas coincidencias, de otras ciudades y países-, más público y más fotógrafos de los que imaginaba. A los libros les fue bien: hubo muchas promesas de lectores. En parte se debe, creo, al abrazo de buena suerte de Enrique Villada, quien ha sido el primero en tenerle fe a Antes del polvo y el último en abandonar las trincheras a la hora de escribir. Les dejo las fotos (hagan clic para verlas más grandes) de este encuentro con lo desconocido, de este salto mortal (¿qué tal si a nadie le gustaba el libro?, ¿qué tal si nadie iba a la presentación?). Espero que nos acompañen al 3° Maratón de Poesía, que está organizando la Nave de los Locos. Ahí estaremos presentado Antes del polvo, el 28 de febrero, a las 16:00 horas, en el Centro Regional de Cultura de Texcoco. Al final, añadí una probadita del libro, para que se animen a comprarlo.


Gerardo Lara, Elías Jaramillo, Enrique Villada y yo,
unos minutos antes de empezar


Enrique Villada, hablando de Antes del polvo


El abrazo de buena suerte, inevitable


Yo, leyendo -a medias- algunos poemas


¡Y hubo autógrafos!

Algunos poemas, leídos durante la presentación:

Tiempo atrás,
mansos nudos en tierra,
conformes con pan dado,
saciados de agua justa,
cálidos con sola piel,
atados a palabras de ceniza:
moradores de la piedra.

Pero los ramajes obscuros,
tentativas de altura sin espera,
apenas semillas restallando:
en nuestros ojos
la sombra abreva el deseo.

--

Epistolar I


El día que capitule
este amoroso asedio
habrá que acostumbrarse
a la nostalgia
de antiguos costillares:
minerales redundancias,
tumulto de domingos
con raudo aburrimiento,
hervor absurdo
de cazos y camisas.

Y no vendrás ya a iluminarme
—caléndula o candil del ansia—,
a horadar la tarde entre caderas.
No vendrá tampoco ya el consuelo,
diáspora del polvo que acumulan
en su terca mansedumbre
los relámpagos.

--

Déjame viajar al sur,
gorjear en su íntimo lenguaje,
triscar los frágiles veneros
en que se queman tus arterias
—brevísimas zancadas
donde ayuntan los estuarios:
soy fresca boca que traga celosía—
y doble estremecerme en nuestro encausto.

--

Epistolar IV


Teme este silencio igual
que cólera de adioses.

Se van extinguiendo los días.
Prefiero que me angustie otro nombre.



5 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades. Raro es ver una poeta peinada y vestida para presentación.
Registro las epístolas.
Y sigo sin enterarme de qué es un encausto. (Entre muchas cosas de las que no me entero).
Malgre tout, felicidades, un abrazote.

Anónimo dijo...

Felicidades, la palabra es el medio para percibir emociones...sentir y permitir transmitirlo...
Ante tu trabajo, solo me quedan las palabras, mismas que me guían y espero sea con vos...

"Nos han enseñado a tener miedo a la libertad; miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad. El miedo a la soledad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía" (Marcela Lagarde)

Entre la gente observé, en tus líneas te percaté... El mundo literario os saluda, disfruta tu momento. Si retorno a tu patria, espero volver a veros, y prometo acercar la pluma.
Sos una mujer autónoma, lucha por ello...

Perséfone Oscilante

Margarita dijo...

Anónimo 1: Malgré tout, pesó tu ausencia en la presentación. Aunque ya sabía que no ibas a ir. Las epístolas no son nuestras, aún tengo pendiente la larga digestión de tantas páginas, y las que faltaron por escribir.

Anónimo 2 (¿Perséfone Oscilante?): ¿Andabas en la presentación? Mera curiosidad. Muchas gracias por las flores, pero creo que es mejor leer el libro.

Abrazos a ambos.

Anónimo dijo...

¿Las epístolas no son nuestras? Veo lo que no leo, me equivoco, para variar. Problemas de la soberbia, seguramente, ante la inminencia del olvido.
No sólo el libro, tú sobre todo, deberán estar, andar bien. Lo digo con sinceridad. Malgré tout.
(¿Qué es nuestro? ¿La brisa de un árbol en octubre?)

Margarita dijo...

Anónimo (de nuevo):

Cuando digo que las epístolas no son nuestras me refiero a que no tienen nada que ver con las largas cartas que tú y yo nos escribimos. Son otra cosa, no pensaba en ti cuando escribí esos poemas. Y sí, aún me queda escribirte a ti, escribir eso que somos y que no se limita a la brisa de un árbol en octubre (octubre, además, es amargo: prefiero la tibieza marítima de septiembre).

¿Y tú estás bien? Tienes que conocer el libro todavía. Malgré tout.

¿No hay vuelta atrás en esta República?