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4 de mayo de 2010

El Centro Toluqueño de Escritores: 27 años, nuevas propuestas



Por Margarita Hernández Martínez

A mediados de febrero, en la columna Hormigas –que aparece cotidianamente en Milenio Diario (Estado de México)–, Porfirio Hernández, actual presidente del Centro Toluqueño de Escritores (CTE), anunció un ambicioso programa artístico para este año: “a partir de un conjunto de al menos treinta y cinco actividades articuladas, integradas por publicaciones, presentación de autores, certámenes literarios, diálogos internacionales y nuevos servicios, este centro cultural, ubicado en la Plaza Fray Andrés de Castro, habrá de impulsar opciones de recreación y formación estética, en vinculación permanente con las expresiones artísticas que la sociedad está produciendo en el estado y el país”.

En efecto, el CTE celebrará sus 27 años de existencia con una oleada refrescante, caracterizada por la continuidad, la renovación y la expansión. Por un lado, aspira a reafirmar los vasos comunicantes entre esta asociación y otras instituciones –como el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, la Universidad Autónoma del Estado de México, el Instituto Mexiquense de Cultura y el Ayuntamiento de Toluca–; por otro, pretende diversificar sus propuestas, contactar con otros espacios similares y llegar a sectores del público que, por distintas razones, aún permanecen ajenos a las labores del Centro. De este modo, según afirma el propio Hernández, “el CTE está trabajando para fortalecer todos sus ámbitos, como los talleres gratuitos y los talleres realizados con donativos. Además, está por definir su programa editorial y sus nuevas convocatorias para premios y becas. A la par, está nutriendo su capacidad de diálogo, tanto interno como externo”.

De manera paralela, prepara un mes de festejos múltiples, enfocados a refrendar los objetivos primordiales del Centro: promover la creación y el disfrute de la literatura y dar voz y espacio a los autores emergentes. Con este espíritu, organizará la décima edición del Festival Internacional de Cuento Brevísimo: Los mil y un insomnios, que, confirma Hernández, “iniciará el 6 de mayo e incluirá presentaciones en el CTE, en algunos municipios de la entidad –tanto del Valle de Toluca como del Valle de México– y en otros estados de la República”. Al mismo tiempo, se convertirá en “una motivación creativa, que consistirá en un premio todavía por definir. De este modo, los resultados del Festival se reflejarán en un estímulo económico y en una antología que reúna la narrativa breve leída y generada durante su curso. Por otro lado, la publicación se efectuará en conjunto con Editorial Jus, lo cual nos permitirá irradiar nuestro potencial hacia otros terrenos”.

Sin embargo, las transformaciones de este Festival no se limitarán a sus alcances y sus frutos, sino que se dirigirán hacia nuevas modalidades de expresión: “también explorará los cuentos que se puedan escribir en 140 caracteres; es decir, en el espacio máximo de publicación para el microblog twitter. Así, intentaremos compartir esta experiencia con escritores y lectores de otros lugares, no necesariamente del Estado de México”.

Además, los 27 años del Centro coincidirán “con una velada en homenaje a Francisco Paniagua Gurría, fundador del CTE recientemente fallecido, y con una serie de presentaciones con autores de otros grupos, quienes conversarán con los artistas del Centro”. Más allá de estas actividades –destinadas a vincular a los creadores con sus audiencias–, la asociación dará a conocer la convocatoria para el Certamen Sucedió en un "Vallejo-Hospitales”, “que se abrirá a todos los nacidos o residentes en el Estado de México que deseen escribir su propia versión de este cuento, publicado por Alejandro Ariceaga en Suma de palabras y en Ciudad tan bella como cualquiera. Como complemento, el libro surgido de este concurso comprenderá una parte crítica, encaminada a contribuir al conocimiento y la justipreciación de la obra de uno de los autores más representativos de la capital. Finalmente, a través de este trabajo, se fortalecerá la relación entre el Centro y la Facultad de Humanidades”.

“Por otro lado, en coordinación con el Ayuntamiento de Toluca, publicaremos una convocatoria sobre historias de Toluca. En este caso, haremos un llamado al público en general –no necesariamente a escritores o investigadores–, para que nos cuente las anécdotas, vivencias, experiencias y personajes que, entre otros elementos, constituyen la identidad de nuestra ciudad. Por supuesto, nos interesa publicar un volumen con estos materiales, pues representan el compromiso social que sostenemos con la gente con la que convivimos todos los días”.

No obstante, de acuerdo con las palabras de Hernández, más allá de las celebraciones de aniversario, el CTE también procura transformar sus programas permanentes: “estamos incrementando y renovando los talleres. Prácticamente, tenemos ocupada toda la semana. Los lunes, por ejemplo, coordinamos un taller de lectura; los martes y los miércoles, dos de poesía; los jueves, el de narrativa de Eduardo Osorio; los viernes, un taller de microhistorias que corre a cargo de Omar Ménez Espinosa y que se enmarca en nuestra convocatoria sobre historias de Toluca. Por otro lado, los sábados tenemos un taller de apreciación del arte actual, dirigido a niños de siete a once años e impartido por José Luis Vera y Angélica Lavalley, y un taller de teatro, que cuenta con la participación de Israel Hernández y se encamina a formar un grupo de teatro del Centro. Este último es especialmente interesante, pues busca cubrir una necesidad implícita: necesitamos acercarnos al lenguaje dramático, pues es uno de los géneros artísticos que posee más expresividad y que contribuye de forma más contundente a la manifestación general de las ideas”.

En un sentido similar, ha proyectado el establecimiento de una sala de lectura, que operará en coordinación con el programa correspondiente de Conaculta, y la instalación de círculos de lectura, en colaboración con el Ayuntamiento local y la Universidad Autónoma del Estado de México. Ambos se encuentran dirigidos a las poblaciones marginadas, que no tienen acceso directo a bibliotecas ni internet, pero sí muestran la disposición necesaria para acercarse a las artes. Aunque la concreción de estas innovaciones implica recurrir a la solidaridad y al compromiso de muchas personas –“no necesariamente vinculadas con la literatura, pero que valoran su ejercicio”–, Hernández se muestra optimista: la experiencia le ha demostrado que el diálogo y la conciliación resultan fundamentales para transitar del ensueño de los planes –abundantes e inesperados– al dinamismo de la realidad –variable e incierta–. Por ello, valdrá la pena atestiguar esta tercera etapa del CTE, que luce mucho más madura, abierta y dispuesta a la interacción. Para continuar al tanto de estas y otras actividades por venir, es posible visitar www.ctescritores.org.mx, hormigas.wordpress.com y twitter.com/porfirioh. Asimismo, es conveniente llamar al (722) 2 14 95 68.



* Artículo originalmente publicado en la página cultural de El Espectador, correspondiente a mayo de 2010.

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