RSS

8 de septiembre de 2008

Cambio en las voces




Quiero ponerme guapa como el conejito -aunque a mí sólo me toca salir en los periódicos-, pero cada vez se pone más difícil. Por eso esta es una de las últimas llamadas. Vocesfragmentarias sigue esperando sus colaboraciones, sus críticas y sus comentarios. Sólo necesitan ponerse en contacto conmigo a través de los comentarios de este blog o del correo que es posible que ya conozcan. Recibimos de todo, con la única condición de que sean trabajos originales e inéditos, con parámetros mínimos de calidad (es decir, redacción absolutamente comprensible y buena ortografía). El tema, ustedes saben, es la cultura entendida en su definición más amplia.

Las cosas pendientes me abruman, pero quiero contarles que, a pesar de que nuestro espacio en El Espectador está agonizando (a consecuencia de una decisión personal, ocasionada por el exceso de trabajo y el defecto de atenciones por parte de nuestro jefe, por decirlo así), el blog todavía tendrá vida para rato. Dentro de unos días, apenas tenga en mis manos una versión más definitiva, pondré en línea el programa del próximo Festival de las Almas. Espero que les llame la atención -tiene dos o tres cosas verdaderamente interesantes- y se decidan a ir. Es importante.

También es importante aprovechar los espacios que se abren a la crítica abierta y sincera. Lo digo, precisamente, por que a veces resulta complicado (y hasta aburrido) sostener la sección de El Espectador prácticamente sin colaboradores. Y lo digo así por que José Antonio y yo siempre hemos trabajado mano a mano, y, más que un colaborador, se ha convertido en el complemento necesario para un foro que, sin él, sería algo espantosamente serio. No es la primera vez que unas páginas dedicadas a la cultura se extinguen, pero este caso me resulta especialmente doloroso por que a) estoy profundamente involucrada en él y b) me sorprende y me decepciona la apatía que reina entre los jóvenes de mi generación. Eso sí -y como en todo-, las quejas seguirán desperdigándose por todas partes. Que no hay espacios, que existe censura, que a nadie le interesa la cultura, que las mafias "culturales" definen el rumbo del arte en el país. Es más sencillo y productivo tomar las palabras y ponerse a escribir. Proponer, de algún modo, una diferencia respecto con otros foros culturales en los que, desafortunadamente, existe desde la ciega repetición de los boletines emanados de las dependencias culturales hasta el plagio. Así de sencillo.

Por eso puede haber un cambio en las voces. Es posible que nos retiremos pronto de El Espectador. Aunque de vez en cuando da sus satisfacciones, trabajar en un periódico bajo las condiciones en las que lo hemos estado haciendo resulta desgastante. La ausencia de colaboradores hace que uno termine por repetirse interminablemente. El ambiente se vicia. Y es mejor entonces guardar silencio.

Lo único que podría salvar ese espacio es, justamente, que aparezcan personas que escriban con nosotros. Así que les dejo esta especie de exposición de motivos, acompañada de la moneda al aire que significa una petición como esta. A ver qué pasa. Por lo pronto, un ex compañero del Centro Toluqueño de Escritores nos ha inyectado un mes más de vida. Seguiremos, entonces, respirando hasta noviembre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Principio de la vulgarización: Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.

Joseph Goebbels