El 18 de agosto, en el Museo - Taller Luis Nishizawa, Cosmoción cerró, al fin, su primer ciclo editorial. Ha sido una temporada llena de sorpresas: desde la posibilidad de publicar un conjunto de libros inaugurales hasta la concreción -imprevista- de un sueño que requirió mucho más que esfuerzo y talento. En el camino, x7 se ocupó de escribir esta nota, mientras que el comunicado oficial del Instituto Mexiquense de Cultura puede leerse aquí. Además, en la página cultural de El Espectador de septiembre, Isabel Estambul recoge la inspiración, las motivaciones, los logros y las experiencias que han trazado estos meses. Dejamos, entonces, sus palabras, acompañadas de agradecimientos a quienes nos han ayudado a completar este trayecto, desde nuestros colegas del Centro Toluqueño de Escritores hasta nuestros lectores, conocidos o extraños.
De vuelta a la poesía:
el primer ciclo de Cosmoción
el primer ciclo de Cosmoción
“Ante el advenimiento del iluminismo –o sea, del oscurantismo mediático propio de una baja edad media civilizada–, es necesaria una cosmoción que nos conduzca al renacimiento. Así, nos proponemos aportar lo necesario para que esta cosmoción implote. El único límite para publicar en esta editorial es, precisamente, no tener ninguno. Lo que nos mueve, nos decide y determina es el descubrimiento de que todos los caminos conducen a la poesía. Dejemos, entonces, que corra por nuestras venas y desate su fuerza liberadora, en defensa de la condición humana”.
Con estas enérgicas palabras, Ezequiel Cortés cerró, el pasado 18 de agosto, el primer ciclo de presentaciones de Cosmoción, una editorial independiente que, desde julio de 2008, se ha dedicado a consolidar un conjunto de canales destinados a “atrapar la consciencia lúcida y la inconsciencia reveladora”. Basada en un espíritu provocativo y emprendedor, lejano a la rigidez de los círculos literarios vigentes, esta iniciativa pretende “incluir a los excluidos” y propagar la gestión autónoma en un sector cultural cercado por las exigencias de las convocatorias, los programas y los presupuestos estatales.
En consecuencia, también intenta redefinir los alcances del trabajo poético, entendido como el empleo creativo y desautomatizado del lenguaje, abierto a las coincidencias –y los contrastes– entre la imaginación y los sueños; entre el juego y la crítica; entre la tradición y la ruptura. De este modo, el proyecto propone centrar la atención del arte en la propia expresión artística, más allá de las perspectivas patrimoniales e identitarias promovidas por las instancias oficiales.
Para ello, Cosmoción ha recurrido a una confluencia de escritores, pintores, fotógrafos, cineastas y actores que, de forma simultánea, se dedican al periodismo, la edición y la docencia. Así, con la colaboración inicial del Centro Toluqueño de Escritores –una de las organizaciones literarias más relevantes de la región–, el proyecto ha conseguido apuntalarse como una entidad cooperativa y plural, capaz de administrar la captación, el registro, la formación, la corrección y la impresión de sus libros. Paralelamente, se ha ocupado de la obtención de recursos propios, enfocados a la difusión, la proyección y la distribución de los ejemplares.
Este largo proceso, luminoso e intrincado a un tiempo, se desarrolla exclusivamente alrededor de las aspiraciones del autor. De esta manera, Cosmoción busca restaurar una suma de relaciones que, en la impersonalidad de los caminos institucionales, han terminado por debilitarse: la complementariedad entre las visiones del escritor, el editor y el diseñador; las correspondencias entre el contenido del libro y las expectativas del lector. Por lo tanto, implica un regreso a la definición del libro como portador intemporal de un sustrato ideológico y estético específico, cuya elaboración entrecruza el rigor, la belleza y el placer. A partir de esta estructura, en febrero de este año, aparecieron Gajos de humo, de Elías Jaramillo, y Antes del polvo, de Margarita Hernández.
Con estos volúmenes, Cosmoción inauguró un catálogo doblemente especializado: en el género literario, se interesa por la lírica; en la experiencia de los autores, se decanta por la ópera prima. Empero, cada colección de poemas posee un carácter distintivo: mientras Gajos de humo pasó por tres décadas de depuración intermitente, en las que permaneció prácticamente inédito, Antes del polvo representa el resultado de cinco años de trabajo continuo, cuyas fases preliminares se publicaron en Molino de Letras y merecieron el Premio Universitario de Poesía 2007, otorgado por la Universidad Autónoma del Estado de México.
Por otro lado, mientras Jaramillo se detiene en una vertiente poética conversacional, vigorosa y descriptiva, hija de “la mala educación” –pues proviene de una sensibilidad ajena a las convenciones–; Hernández prefiere la pulcritud formal, la precisión léxica y la contención emocional, herramientas que considera esenciales para la construcción de “un libro amoroso fuera de los lugares comunes, pensando, sobre todo, en que lo escribe una mujer y la poesía femenina suele identificarse con la intimidad y la dulzura”. Revolucionarios desde trincheras divergentes, ambos defienden una concepción de la poesía más cercana a la exploración consciente –y estructurada, aun desde la posibilidad del caos– de la naturaleza humana; además, se muestran contra la consagración de las corrientes esteticistas y la manifestación irreflexiva de la sensiblería.
A pesar de su actitud libre frente a la literatura y la edición –han asegurado que la obligación de la auténtica poesía radica en “reclamar todas las licencias y todos los fueros”–, los integrantes de Cosmoción han comprendido la importancia de estimular un lazo simbiótico entre los artistas y las instituciones. Tras una participación espontánea en la Feria Alternativa del Libro en Guadalajara –que acoge, de manera paralela, las actividades descartadas de la Feria Internacional del Libro–, el primer ciclo de presentaciones arrancó formalmente en el Foro Camaleón Antiguo, ubicado en el sótano de la sede del Centro Toluqueño de Escritores. Durante seis meses, continuó en los centros regionales de cultura de Texcoco y Ocoyoacac, en el Museo de Numismática del Estado de México y en el Museo-Taller Luis Nishizawa, espacios históricos adscritos al Instituto Mexiquense de Cultura. Simultáneamente, la distribución de los libros ha establecido sus puntos medulares en las librerías dependientes de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Con estas labores iniciales, Cosmoción ha entrelazado su independencia –afincada en la facultad de elegir sus criterios, sus publicaciones, su equipo de trabajo y sus vías de contacto con el público– con el aparato institucional –cimentado en la coordinación de los escenarios necesarios para las próximas presentaciones–; así, ha conjugado la frescura de los márgenes con la solidez del canon. En esta atmósfera, se encuentra preparando la publicación de El verde tren de marzo, de Mario Natal, y Alba del tiempo, de Ezequiel Cortés; a la vez, abre su catálogo a los escritores experimentados, que podrán incorporarse a este esfuerzo editorial a partir del año que viene.
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