Por Margarita Hernández Martínez
La noche del 28 de septiembre de 2004, Alejandro Ariceaga falleció en la lejana Barcelona. Se encontraba, entonces, en el momento culminante de su trayectoria artística: convertido en un escritor internacional, reconocido más allá del océano, presentaba en tierras ibéricas su novela más reciente, Camada maldita, la cual resume, de manera excepcional, cuarenta años de trato cotidiano con la palabra. Sintetiza, así, sus preferencias temáticas, sus intenciones estéticas y su manejo del lenguaje, siempre oscilante entre el humor y la sorpresa; entre la referencia popular y la metáfora imprevista.
Desde entonces, la figura de Alejandro Ariceaga ha devenido en icono de la literatura mexiquense contemporánea. Silenciosa y discreta en vida, se ha transformado en inspiración con la muerte. Su recuerdo se ha traducido en la creación del Premio Estatal para Primera Novela “Alejandro Ariceaga”, convocado hace algunos años por el Centro Toluqueño de Escritores, y en la construcción de la Biblioteca Pública “Alejandro Ariceaga”, que opera en San Mateo Atenco desde octubre de 2007. Asimismo, ha generado oportunidades para difundir el amor por la lectura: a principios del año pasado, la familia del escritor donó al Instituto Mexiquense de Cultura la Colección Bibliográfica “Alejandro Ariceaga”; ésta, mediante su acervo de 1 150 libros y 70 catálogos, ha contribuido a que los usuarios se acerquen al arte y la literatura.
No obstante, estas manifestaciones, provistas de una innegable calidez, pueden tornarse en arma de doble filo: aunque destacan el reconocimiento que se merece, también le confieren un aura de ídolo inalcanzable. Por ello, proponemos en este espacio volver a sus auténticos contornos y, desde ahí, abordar con otros ánimos la obra de este sobresaliente autor mexiquense.
Alejandro Ariceaga nació en Toluca el 21 de mayo de 1946. Desde muy joven incursionó en el trabajo periodístico, como ayudante de talleres, crucigramista, articulista y coordinador de una página cultural en El Sol de Toluca. Años más tarde, en medio de una agitada vida laboral –que incluyó una época como reportero y redactor para el Instituto Nacional de Bellas Artes–, colaboró en El Nacional, El Universal, Siempre!, La vida literaria, cAmbiAvíA y Portal, entre otras publicaciones semejantes.
Mientras tanto, se interesó por ampliar y diversificar el contexto cultural vigente. Enamorado de las artes en una época en la que no había talleres, foros de expresión ni instituciones culturales propiamente dichas, se afilió al grupo TunAstral y fundó, en 1980, el suplemento Vitral, que dirigió hasta 1989 y, a decir de José Luis Herrera Arciniega, representa “el mejor suplemento cultural que se ha publicado en Toluca, por la diversidad de plumas que reunió, por su diversidad de temas, por dedicarse, en serio, a la difusión cultural”. Además, en 1983, estableció el Centro Toluqueño de Escritores, organismo encaminado a detectar, pulir e impulsar a los nuevos talentos literarios mexiquenses. Dichos espacios contribuyeron a enriquecer el panorama artístico estatal; por otro lado, marcaron las trayectorias iniciales de autores como Maricruz Castro Ricalde, Alberto Chimal, Luis Humberto Crosthwaite, Marco Aurelio Chávezmaya, el propio José Luis Herrera Arciniega, Alonso Guzmán, Flor Cecilia Reyes, Blanca Aurora Mondragón, Mauricia Moreno, Sergio Ernesto Ríos, Félix Suárez, Enrique Villada y Eduardo Villegas.
Del mismo modo, Alejandro Ariceaga se involucró profundamente en los cambios estructurales de la política cultural oficial. En 1987, apenas creado el Instituto Mexiquense de Cultura, fungió como jefe del Departamento de Ediciones y, tiempo después, como jefe del Departamento de Literatura. De esta manera, desempeñó un papel fundamental en la configuración del fondo editorial estatal, que, en la actualidad, sobresale como uno de los más vastos, diversos e incluyentes de nuestro país. Asimismo, desde 1990, se encargó de la dirección de La Troje, publicación institucional abierta a la conversación y la retroalimentación entre periodismo, creación y crítica literaria.
De manera paralela, se entregó a la escritura de una obra rica y variada, que lo mismo engloba cuento, novela y poesía que prosa poética y minificción. La nómina es extensa, pues comprende Cuentos alejandrinos (1967), La otra gente (1973), La identidad secreta del camaleón antiguo (1980), A corto plazo (1980), Clima templado (1983 y 1985), Ciudad tan bella como cualquiera (1983 y 1985), Bustrófedon y otros bichos (1995 y 1998), Placeres (1996), Plañidos del bacante (2000) y Camada maldita (2002 y 2004). También abarca El historial de Soto, La consentida reina del burlesque y Tribulaciones de un burócrata, textos dispersos que se encuentran extraviados y con pocas probabilidades de recuperarse. Por último, incluye la introducción, selección y notas de las antologías Estado de México. Donde nadie permanece. Poesía y narrativa (publicada en 1990 por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes) y Literatura del Estado de México. Cinco siglos. 1400 - 1900 (aparecida en 1993, a instancias del Gobierno del Estado de México y del Instituto Mexiquense de Cultura).
Esta suma literaria contiene innovaciones que, sin discusión alguna, han transmutado el horizonte poético y narrativo de la región. En primer término, han introducido a la ciudad en el horizonte artístico y, de esta forma, la han convertido en el personaje central de cuentos y novelas. En efecto, según refiere el editor de Cuentos alejandrinos, “al abandonar el método naturalista, nativista, tipicista, vernacular, aplicado a la elaboración de los relatos, Ariceaga logra adentrarse en las corrientes actuales del género, mostrando una nueva orientación en la literatura provinciana moderna”. En segundo lugar, su obra constituye una biografía de la ciudad, salpimentada por un bestiario entre jocoso y surrealista, vinculado, a su vez, con un conjunto de ingeniosas anécdotas personales. Considerada como crónica entre líneas del movimiento del 68, también aglomera algunos rasgos de la literatura de la onda: el rechazo frente a la tradición, la inserción de temas de interés juvenil y el empleo de un lenguaje permisivo, que recoge alusiones literarias, expresiones populares y elementos de la vida cotidiana.
Esta amplia labor se revela digna de los honores anteriormente mencionados; sin embargo, de acuerdo con las afirmaciones de Eduardo Osorio, “Alejandro Ariceaga solía sentenciar que los homenajes a un escritor sólo podían ser de dos formas: en vida o con la intención de promover su lectura”. En ese sentido, el Instituto Mexiquense de Cultura ha demostrado su compromiso con la difusión de la obra de este autor toluqueño: en 2004 publicó, dentro de la colección Cruce de Milenios, la edición corregida y aumentada de Camada maldita; en 2007, puso a disposición del público Obra alejandrina, que forma parte de la Biblioteca Mexiquense del Bicentenario y cuenta con la selección y el prólogo de Eduardo Osorio. Ambos libros, entre otros igualmente interesantes, pueden adquirirse en la Librería del Estado de México (ubicada en el Centro Cultural Mexiquense, Bulevar Jesús Reyes Heroles 302, delegación San Buenaventura, Toluca) y en el Centro Toluqueño de Escritores (localizado en la Plaza Fray Andrés de Castro, Edificio A, Local 9, en el centro de Toluca).
* Texto originalmente publicado en la Agenda Cultural del mes de septiembre, publicada por el Instituto Mexiquense de Cultura
3 comentarios:
Hola. Me alegra mucho leer que la obra de Alejandro persiste. Sin él, las vidas de lectores (y las vidas a secas) de muchos de nosotros habrían sido distintas: más pobres.
Saludos y suerte.
Alberto:
¡Es un verdadero placer leerte por aquí! ¡Soy fan!
Tienes toda la razón: Alejandro enriqueció nuestras vidas. No sólo mediante su actitud libre y generosa, también a través de su obra, que se merece muchos lectores. O al menos buenos lectores. Lectores que realmente la disfruten, pues.
Un saludo también y gracias por venir. Aquí seguimos.
Hola Margarita, soy Raquel alguna vez nnos ayudaste con una ponencia de Camada Maldita :P y buenoahora quiero preguntarte si te gustaría participar en un homenaje a Alejandro Ariceaga que estamos preparando algunos chicos de letras en conjunto con el CTE, ¿cómo ves?
Bueno, si te animas escribe a: a.ariceaga2008@gmail.com ahí te contaré cómo está la cosa o si gustas, nos reuniremos el próximo sábado en el CTE a la 1pm.
Saludos
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