RSS

25 de febrero de 2009

Una invitación (de emergencia)


Esta invitación, agradablemente sorpresiva, llegó anoche a mi correo. Y con ella, los recuerdos de los textos -así son de heterogéneos- que he leído en este blog, que cuenta con la participación de algunos escritores verdaderamente talentosos. Si tienen tiempo y ganas de escuchar una buena lectura, no se lo pierdan: jueves 26 de febrero, 13:30 horas, en la Facultad de Antropología.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo de la burocracia no lo pienses mal, es en parte un reconocimiento a tu capacidad y, en todo caso, una etapa de la vida, que además se va. En serio, cree ambas cosas.
El tema... No lo he querido tocar, porque se me da naturalmente en eso de fregar al prójimo, pero te reitero que confío absolutamente en tu capacidad. Con lo que ya has publicado superas ciertos trabajos que he visto...
Rompe, pues, el bloqueo, que es mental, te sigues sintiendo con la zozobra del que está a punto de aventarse del trampolín. Aviéntate, en parte es cuestión de talacha, sobre todo talacha, y en otro segmento es cosa de talento, que eso tienes de sobra. Quizás es lo que te preocupa, te estás presionando más de lo debido, quieres hacer un trabajo histórico.
No, haz un trabajo decente, menos no puedes, pero ya has publicado cosas decentes.
Simplemente, hazlo. Te sigo echando porras.

La república... Debe estar en paz, vele el lado bueno, el de la serenidad. Luego uno se incendia y el tepescohuite ya no sirve para las quemaduras, las agrava.

Y en eso de la soledad, hay que decirlo: uno se hace especialista en el tema. Uno se vuelve único y solo aun en el estadio Azteca.
Lo sabes, poeta peinada.

Margarita dijo...

Anónimo:

¿Ya ves? Nos vemos y no hablamos de todo lo que debiéramos. Pero nos ponemos un poco al corriente. Tienes ya el libro (y yo me siento aliviada, ya lo has conocido, ya sabes cómo es, ya puedes intimar con él y sus entresijos de papel), yo tengo ya una perspectiva más clara de a dónde van las cosas. Es triste, sin embargo, saber que todo eso nos aleja (nos alejará siempre, que puntos de confluencia ya casi no tenemos, al menos no esta vida terrena y aburrida a la que estamos sujetos).

Quisiera hablar de tanto contigo. Ni el tiempo escaso ni las palabras imprecisas me serán suficientes. Y no, la serenidad no me importa, anónimo, compañero republicano. ¿No has leído ya que prefiero que te incendies conmigo?

Anónimo dijo...

De rapidísimo: siempre hay tanto de qué hablar, muchos puntos en común, necesidad de un interlocutor a cuyos ojos se mire uno, aunque no siempre sea un espejo.
Sólo digo esto por ahora: el libro quedó bonito, me refiero en principio a la idea del libro como objeto. Me gusta la textura de los forros y el color se ve mejor en directo que en la imagen de Voces...
Y sí, creo, luego de una veloz lectura, que no tiene erratas. Volveré a buscar, porque en todo buen libro hasta las erratas tienen derecho de presentarse.
Debo esperar a cierta serenidad para leer los poemas y ver lo que en ellos realmente existe. Cuán difícil me se hace leer poesía, incluida la tuya que, sin ser hermética, tampoco es facilona.
Mar Republicana.

Margarita dijo...

Anónimo:

Entonces el libro no es tan malo. Hasta ahora recuerdo que nos conocimos alrededor de él, cuando era apenas un borrador tímido, a medio hacer, a punto de abandono. Lo veo ahora y me olvido un poco de esas cosas: se ha ido a vivir su propia vida, en otros ojos y en otras sensibilidades. Apenas recuerdo todo el proceso para escoger cartulinas, colores, tipografía.

Por favor, leelo. Dentro de tanto trajín, debe haber un momento. Es por que estás inmiscuido ahí, por que tal vez jamás lo hubiera terminado de no ser por tu aliento, por tus porras. Y por que me interesa saber tu opinión, ahora que ya me he leído esos libros tuyos, el de Alejandro Aura y el de José Hierro (y sé entonces que el tipo de poesía que escribo no es tu favorita).

A ver si nos reencontramos. Son tiempos de zozobra, entre un trabajo de titulación que debe hacerte y otros sueños rotos, irrecuperables.

Anónimo dijo...

¡Has leído a Hierro! ¡Lo máximo! Y Aura, entrañable... Gracias. Es muy importante para mí, lector sencillo y campestre, que se sorprende por tus giros gongorinos, y pongo esto con sincero respeto, en reconociendo que escribes poesía culta. Es tu línea, asúmela, no vas a dar marcha atrás a tantas lecturas. Recuerda que tengo como punto débil el de la poesía, en parte por culpa de ella, por los años en que veía cosas que no "cactaba", al final me alejé, ¿podré reponerme? Está Hierro, para recomenzar.
Pero para nada debes pensar que el tuyo es libro malo, ¿hay razón? Tu esfuerzo creativo, tus pestañas te ha costado, parte de la vida, que apenas empieza.
Claro que voy a leerlo en otro ritmo, con la expectativa de que, aun conociéndolo, siempre debe ser una primera vez.
En serio. Si te sirven las porras, insisto, porfío en ellas, porque son legítimas.
Un beso. Al Mar de poemas. A Mar de poemas.