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17 de agosto de 2010

La ruptura de los paradigmas teatrales en “Nuestros dobles son cirqueros / Los locos se visten de dardos”, de Elman Trevizo



Por Margarita Hernández Martínez


Toluca, Estado de México.- En su forma más clásica, las obras teatrales se desarrollan alrededor de estructuras limpias y definidas. De este modo, sus tres actos se corresponden con las etapas más determinantes de cualquier relato: el origen, el nudo y el desenlace. No obstante, las propuestas experimentales de mediados del siglo XX han revolucionado esta percepción: así, la improvisación, la ruptura de la cuarta pared, la participación del público y el performance han transformado al texto dramático en una entidad dinámica, abierta a la introducción de elementos tanto lúdicos como reflexivos.

Inspirado por estas tendencias, Elman Trevizo propone Nuestros dobles son cirqueros / Los locos se visten de dardos, dos textos dramáticos editados por el Instituto Mexiquense de Cultura e incluidos en las colecciones El Espejo de Amarilis y Biblioteca Mexiquense del Bicentenario. Con un lenguaje metafórico y alucinante, densamente imaginativo y retador, estas obras se desenvuelven en un ambiente onírico, en el cual no existe fábula precisa, ni indicaciones de tiempo, modo o lugar. A decir de Gabriela Damián, carecen de anécdota clara; sin embargo, construyen un universo de raigambre esperpéntica, “no desprovisto de belleza o de nostalgia”, en el cual la realidad aparece “tan extravagante como gozosa”.

Por su parte, en el prólogo a esta edición, Antonio Zúñiga señala que, en el corazón de la escritura de Trevizo, “existe la posibilidad de otra dimensión que, además, tiene la misma contundencia y prestancia física que la silla de nuestro comedor”. Por estas razones, aunque la experiencia y los acontecimientos “están en nuestra mente”, los personajes se encuentran “determinados por la coherencia” y, a través de sus viajes por la conciencia y la inconciencia humana, nos devuelven a los rasgos más íntimos de nuestra realidad, como la definición de la personalidad, el enfrentamiento de los temores, el asombro frente a las novedades y la relación con los demás.

En suma, para este guionista y crítico teatral, el autor “le da la vuelta al fenómeno teatral para bajar al personaje al horizonte y subir al espectador al tren de la ficción”; así, tampoco existe una distinción tajante entre el espacio de la representación y la labor paradigmática de los espectadores. En consecuencia, Nuestros dobles son cirqueros / Los locos se visten de dardos hace honor a su epígrafe, una misteriosa observación de Jorge Luis Borges: “a la realidad le gustan las simetrías y los breves anacronismos”.


Elman Trevizo, Nuestros dobles son cirqueros / Los locos se visten de dardos, Instituto Mexiquense de Cultura (col. El Espejo de Amarilis / Biblioteca Mexiquense del Bicentenario), Toluca, 2009, 96 pp.


* Reseña originalmente publicada en semanas anteriores en Milenio (Estado de México).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Margarita. Qué sorpresa, acabo de encontrarme con este artículo, me hubiera gustado tener el original de Milenio. Muchas gracias por los comentarios.
Un abrazo.
Elman.