Valle de Bravo, Estado de México.- En medio de una atmósfera íntima y bohemia, como parte de las actividades correspondientes al 5º Festival de las Almas –que continuará celebrándose, en once distintos foros, hasta el próximo 3 de noviembre–, el cantautor quintanarroense Víctor Mayer se presentó el pasado jueves 1º de noviembre, en punto de las 18:00 horas, en la Casa Abierta.
Durante poco más de una hora, Mayer deleitó a la audiencia –que prácticamente abarrotó el pequeño recinto– con un repertorio constituido por canciones ya clásicas de la corriente de la nueva trova cubana, como El breve espacio, de Pablo Milanés; Ojalá, Quién fuera y Unicornio azul, de Silvio Rodríguez, y Sin tu latido, del español Luis Eduardo Aute. Asimismo, interpretó algunas de sus composiciones, como A dónde irán, Vida a cuestas y Del mar y de ti, tema que da nombre a la producción discográfica que recoge este conjunto de temas.
Enmarcado por un escenario a media luz y únicamente acompañado por su guitarra, el cantautor consiguió despertar, a través de su voz y los acordes, la pasión, la emotividad y la nostalgia de la concurrencia –que no dudó, en ningún momento, en formular diversas peticiones y en corear gran parte de las melodías incluidas en el programa–; así, envolvió al atardecer vallesano en un ambiente propicio para el amor, la memoria y la reflexión. De esta manera, recordó que, a pesar de las diferencias culturales que existen entre las naciones hispanoamericanas, la sensibilidad frente a las manifestaciones artísticas proviene de la misma raíz y contribuye a nutrirla; en consecuencia, nos acerca más a nuestra esencia humana. Este punto de vista, además, se entrelaza con uno de los objetivos centrales de este Festival: propiciar la reunión de las expresiones artísticas y culturales de la humanidad, con la finalidad de promover la reflexión alrededor de los valores propios de la civilización contemporánea.
Durante poco más de una hora, Mayer deleitó a la audiencia –que prácticamente abarrotó el pequeño recinto– con un repertorio constituido por canciones ya clásicas de la corriente de la nueva trova cubana, como El breve espacio, de Pablo Milanés; Ojalá, Quién fuera y Unicornio azul, de Silvio Rodríguez, y Sin tu latido, del español Luis Eduardo Aute. Asimismo, interpretó algunas de sus composiciones, como A dónde irán, Vida a cuestas y Del mar y de ti, tema que da nombre a la producción discográfica que recoge este conjunto de temas.
Enmarcado por un escenario a media luz y únicamente acompañado por su guitarra, el cantautor consiguió despertar, a través de su voz y los acordes, la pasión, la emotividad y la nostalgia de la concurrencia –que no dudó, en ningún momento, en formular diversas peticiones y en corear gran parte de las melodías incluidas en el programa–; así, envolvió al atardecer vallesano en un ambiente propicio para el amor, la memoria y la reflexión. De esta manera, recordó que, a pesar de las diferencias culturales que existen entre las naciones hispanoamericanas, la sensibilidad frente a las manifestaciones artísticas proviene de la misma raíz y contribuye a nutrirla; en consecuencia, nos acerca más a nuestra esencia humana. Este punto de vista, además, se entrelaza con uno de los objetivos centrales de este Festival: propiciar la reunión de las expresiones artísticas y culturales de la humanidad, con la finalidad de promover la reflexión alrededor de los valores propios de la civilización contemporánea.
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