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17 de octubre de 2010

Nuevas perspectivas de la sensibilidad femenina en Derrumbes, de Flor Cecilia Reyes



Por Margarita Hernández Martínez


Toluca, Estado de México.- Teñida de una sensibilidad única, producto de una capacidad intelectual altamente definida y de una naturaleza generadora de profundas resonancias, la poesía escrita por mujeres emana de un aliento tan delicado como perturbador: misteriosa y reveladora, poblada de mitos y descubrimientos, ha adquirido, en décadas recientes, una relevancia imprevisible, que la ha conducido por caminos experimentales y tendencias revitalizadoras, gracias a las cuales ha superado su condición de testimonio marginal y se ha transformado en epicentro de nuevas propuestas literarias.

El Estado de México, caracterizado por la riqueza y la densidad de sus tramas artísticas, no ha permanecido ajeno a este proceso; así, ha encontrado en Flor Cecilia Reyes –oaxaqueña por nacimiento, pero mexiquense por convicción– a una de las voces más sólidas y constantes de su panorama poético. Por esta razón, el Instituto Mexiquense de Cultura se ha encargado de la reedición de Derrumbes, una reunión de poemas originalmente publicada en la colección Cuadernos de Malinalco, dirigida por Luis Mario Schneider, uno de los investigadores y ensayistas más destacados de nuestro país.

Incluido, en esta ocasión, en la Biblioteca Mexiquense del Bicentenario y El Corazón y los Confines, Derrumbes se define como una trayectoria de poemas contundentes, provistos de imágenes altamente evocativas, que exploran tanto el universo interior como el mundo exterior de la autora, quien igualmente se ha desempeñado como promotora cultural, conductora y locutora. Construidos con imágenes veloces, poseedores de un lenguaje de luminosa precisión, sus textos encarnan una veta de sensibilidad femenina renovada, que va más allá de los cánones y se instala en la cálida individualidad del cuarto propio de anhelaba Virginia Wolf.

Así, Derrumbes entrelaza un aliento definitorio, propio de quien se encuentra por primera vez con el mundo –“mariposa de humo es el silencio” y “es corteza la sed”, por ejemplo–, con temas concretos, como la corrupción de la rabia; el reconocimiento del cuerpo a través de su fragmentación; el agridulce peso de la memoria y la repentina mordedura de la nostalgia. Concentrado, también, en las contradicciones que acechan a la pasión –que se traducen en metáforas de húmedo fuego y tibia intensidad–, el libro ofrece una perspectiva muy interesante alrededor de la vida, la muerte, el amor y la maternidad, en un genuino despliegue de oficio y creatividad que, asimismo, demuestra la solidez de la poesía de Flor Cecilia Reyes.



Flor Cecilia Reyes, Derrumbes, Instituto Mexiquense de Cultura (col. El Corazón y los Confines / Biblioteca Mexiquense del Bicentenario), Toluca, 2010.



* Reseña originalmente publicada en semanas anteriores en Milenio (Estado de México).

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