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31 de octubre de 2007

Tradición e imaginación

Valle de Bravo, Estado de México.- Enmarcado por la celebración del 5º Festival de las Almas –que continuará desarrollándose hasta el próximo 3 de noviembre–, el kiosco del jardín principal de Valle de Bravo, durante el mediodía del pasado domingo 28 de octubre, se llenó de las aventuras, la imaginación y las historias provenientes de las voces de los cuentacuentos Álvaro Santillán y Jazmín Juárez, quienes presentaron su espectáculo Los mil y un cuentos.

Inspirada –como claramente indica su nombre– en la rica tradición emanada de compilaciones literarias como Las mil y una noches, esta presentación se enfocó a subrayar, en un mundo paralizado por el desinterés en la escritura, la flexibilidad del sustrato oral de innumerables cuentos y leyendas. En concordancia con uno de los propósitos principales de este importante encuentro artístico y cultural, consistente en entrelazar las diversas perspectivas proyectadas alrededor de la muerte con una gran multiplicidad de visiones artísticas, los narradores escenificaron cuentos como Francisca y la Muerte –famoso gracias a su inclusión, desde hace un par de décadas, en uno de los libros de lectura editados por la Secretaría de Educación Pública– y leyendas tan antiguas y populares como La Llorona.

Aprovechando la naturaleza maleable característica de los relatos orales, Santillán y Juárez introdujeron leves modificaciones espaciales y temporales que permitieron despertar la fantasía e involucrar activamente a los paisajes y al público vallesano. Además, los cuentacuentos recurrieron a la ejecución de diversos instrumentos musicales –como la flauta dulce y los tambores–, gestos y movimientos corporales y una amplia gama de modulaciones vocales; así, recrearon diferentes atmósferas y resaltaron los matices y los rasgos distintivos de cada personaje. De este modo, el espectáculo dejó de ser una mera representación oscilante entre lo teatral y lo literario y se convirtió en un diálogo vivo, en cuyo curso los espectadores soñaron y jugaron con el lenguaje.

Al concluir con la presentación, tanto Álvaro Santillán como los organizadores destacaron la necesidad de preservar la tradición oral desde nuestros núcleos familiares, pues ésta resulta fundamental para consolidar la sensibilidad estética y alimentar la capacidad de asombro de chicos y grandes.

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