Hace algunos meses, en una casualidad muy semejante a la que provocó nuestras entregas mensuales para El Espectador, me encontré haciendo prácticas profesionales en el Instituto Mexiquense de Cultura, escribiendo y publicando un artículo semanal para un diario de circulación estatal.
Hace poco terminamos nuestra aventura periodística, que duró alrededor de dos meses. Sus resultados quedaron impregnados en papel y tinta; sin embargo, en un intento por prolongar un poco su efímera vida –pues todo trabajo periodístico (y en general, toda escritura) está condenado a extinguirse con el paso de los días–, he decidido ponerlos aquí. La red suele ser un poco más acogedora con este tipo de asuntos. No obstante, dadas la dificultades para obtener fotografías relacionadas con estos breves artículos, publicaré únicamente los textos.
Hace poco terminamos nuestra aventura periodística, que duró alrededor de dos meses. Sus resultados quedaron impregnados en papel y tinta; sin embargo, en un intento por prolongar un poco su efímera vida –pues todo trabajo periodístico (y en general, toda escritura) está condenado a extinguirse con el paso de los días–, he decidido ponerlos aquí. La red suele ser un poco más acogedora con este tipo de asuntos. No obstante, dadas la dificultades para obtener fotografías relacionadas con estos breves artículos, publicaré únicamente los textos.
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