Hace poco más de cuatro meses, de manera absolutamente inesperada, me encontré con Macario Lozano en el Centro Toluqueño de Escritores. Fue un encuentro auténticamente fortuito: yo ya casi no frecuentaba aquella madriguera de aspirantes-a-poetas y él casi nunca se da tiempo para andar en busca de reporteros (ya tiene bastante trabajo). Sin embargo, para hacer honor a las coincidencias, estábamos ahí, en ese nebuloso nudo que constituyen los Portales de la ciudad. Y, tras unos minutos de plática, me hizo una extraña proposición: hacerme cargo de la página cultural mensual que pensaba incluir en el semanario El Espectador, parcialmente dirigido por él.
Pese a mi nula experiencia en labores periodísticas (apenas me había aproximado a ellas durante la breve existencia de El Crítico), acepté. Y me encontré de pronto con las interrogaciones siempre implícitas en la página en blanco, inmersa en los muchos vericuetos que puede asumir la información, especialmente viniendo de las personas y los ambientes que conozco tan bien (salvo un breve periodo de cinco semanas, siempre he vivido entre Metepec y Toluca). No obstante, auxiliada incondicionalmente por José Antonio Romero Reyes, quien me ha acompañado en la facultad durante -casi- cuatro largos años, he aprendido a sortear los escollos y a escribir algo más aproximado a un reportaje, además de desbrozar cuáles son los eventos culturales más interesantes y accesibles para la mayoría de nuestros lectores.
Con el paso de los meses, tanto Toño como yo nos hemos dado cuenta de que El Espectador es un poco difícil de conseguir: se vende en pocos puestos de revistas y se agota rápido. Aunque Macario Lozano nos envía, mes con mes, unos cuantos ejemplares, hemos querido abrir este pequeño reducto para llegar a más ojos y volver a publicar nuestros textos; en último término, para invitar a quienes pasen por aquí a dejar un comentario, a compartir su experiencia o promover sus propios eventos culturales.
Para no perder la costumbre, soy yo la responsable de este blog. Sin embargo, somos muchas personas, algunas que trabajan directamente en los textos, como Toño, Isabel, Jorge y Aeri; otras que me hacen propuestas o me cuentan cómo les fue en los museos o en los teatros, como Beto, mi hermano. Por estas razones, este blog estará conformado por voces fragmentarias: muchos discursos diferentes entrelazados por la misma idea: conversar alrededor de la vida cultural -para algunos inexistente- de Toluca y sus alrededores. Y aspiramos, además, a una conversación crítica, que, más que descalificar o alabar, de los argumentos suficientes para comprender qué es lo que está ocurriendo en nuestra ciudad.
Para no perder la costumbre, también, hay que añadir las típicas palabras: bienvenidos sean a este blog.
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