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14 de agosto de 2007

Hacia un nuevo imaginario femenino



por Aeri Marín

Dentro del imaginario colectivo de la tradición occidental –en la cual, inevitablemente, vivimos inmersos–, la bruja constituye una imagen icónica que se corresponde con una mujer perversa y temible, cuyos momentos de furia, envidia o desilusión culminan con la explosión de sus infinitos poderes supraterrenos; cuya innata maldad se manifiesta, incluso, en su monstruoso aspecto físico y la eterna negrura de sus ropas. Rodeada de sustancias y artilugios maléficos, animales de mal agüero y sórdidos paisajes nocturnos, su presencia se confronta abiertamente con la figura renovada ofrecida por la exposición Brujería: insólitos objetos y fantásticas criaturas, inaugurada el pasado viernes 13 de julio en el Museo de Bellas Artes, ubicado en la capital del Estado de México.

En efecto, de acuerdo con los organizadores, el propósito esencial de esta muestra, que reúne más de 300 piezas –entre originales y réplicas– vinculadas con el mundo de la magia y la hechicería, consiste en refutar semejante paradigma y demostrar que las brujas, más que mujeres consagradas al ejercicio del mal –con toda la vastedad de sus implicaciones–, eran féminas modernas, transgresoras e inteligentes, capaces de despertar el temor de sus ignorantes contemporáneos. Poseedoras de una multiplicidad de conocimientos relacionados con los astros, la naturaleza, el comportamiento humano y las potencias divinas, consiguieron romper con los paradigmas de la conducta femenina y alcanzaron un peligroso grado de libertad, el cual, pese a la censura circundante, se propagó a todas sus esferas vitales, incluyendo la sexual. Sin embargo, esta inusitada sabiduría las convirtió en blanco fácil de numerosas persecuciones religiosas y, en consecuencia, las condenó durante siglos a la sombra de la satanización.

No obstante, los antiguos vestigios su mundo –empero, aún existente– obligan a orientar este punto de vista hacia otras direcciones, lo cual ha generado un cúmulo de controversias que se reflejan en el gran interés despertado por esta exposición: tras un largo periplo que incluye más de treinta ciudades europeas y una decena de urbes mexicanas, Brujería: insólitos objetos y fantásticas criaturas propone, en primer término, una intrigante aventura a través de los avatares amorosos y las noticias recogidas en los diarios de Alessandro, caballero italiano nacido en 1888 y dedicado, entre 1930 y 1940, a la recopilación de objetos e información –proveniente tanto de fuentes literarias como populares– alrededor de los sucesos vinculados con la magia, la hechicería y las brujas desarrollados en Europa meridional. Asimismo, en segundo lugar, ofrece una vasta perspectiva de los resultados obtenidos por estas pesquisas: organizados en ocho salas temáticas –que abarcan, incluso, las prácticas de la santería y el vudú–, comprenden un conglomerado de momias, gnomos, hadas, sirenas, mujeres lobo, féminas vampiro, además de un muestrario de hierbas medicinales, alucinógenas y afrodisíacas y una colección de mobiliario que incluye un armario, un oratorio y el lecho donde –según la leyenda– la Malinche reencarnada copuló con el demonio; sin olvidar un conjunto de instrumentos de tortura diseñados para aniquilar –infructuosamente, sin embargo– esta iconoclasta figura del imaginario femenino, que, en una atmósfera de seducción y misterio, se ha negado a morir en el olvido y la ignominia.

Brujería: insólitos objetos y fantásticas criaturas permanecerá abierta en el Museo de Bellas Artes de Toluca (ubicado en Santos Degollado no. 102, col. Centro) hasta finales de septiembre de 2007, con un horario de martes a sábado, de 10:00 a 18:00 horas. Los profesores, los estudiantes y las personas de la tercera edad pueden ingresar con tarifa preferencial.


* Texto aparecido originalmente en la plana cultural correspondiente al mes de agosto.

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